Ciencia Cannabinoide arroja nueva luz sobre la oscuridad del trastorno de estrés postraumático

Las científicos están investigando los tratamientos del trastorno de estrés postraumático (TEPT) dirijidos al sistema endocannabinoide.

Actualizado el 24 de septiembre de 2015

Un artículo reciente en el journal Neuroendocrinology resalta el papel crucial del sistema endocannabinoide en la protección contra el trastorno de estrés post traumático (TEPT), una condición crónica debilitante que involucra horribles recuerdos que no pueden ser borrados.

En un intento por entender los mecanismos neurobiológicos que subyacen el inicio y desarrollo del TEPT, un equipo de científicos canadienses y estadounidenses analizó a 46 pacientes que estuvieron cerca del World Trade Center en Nueva York durante los ataques terroristas del 11 de septiembre. Veinticuatro de estos pacientes sufrieron de TEPT después de los ataques; veintidós no.

Los investigadores encontraron que las personas con TEPT tenían niveles inferiores de anandamida, un compuesto cannabinoide endógeno, comparados con los que no mostraron señales de TEPT luego del 9/11. Innata en todos los mamíferos, la anandamida (nuestro Cannabis interno, por decirlo así) activa los mismos receptores cerebrales que se activan por el THC (tetrahidrocannabinol: The High Causer) y otros componentes de la planta de Marihuana.

Concentrado en el cerebro y el sistema nervioso central, el receptor cannabinoide conocido como CB-1 media una amplia gama de funciones fisiológicas, incluyendo el aprendizaje emocional, la adaptación al estrés y el instinto de supervivencia. Los científicos han determinado que una señalización normal de los receptores CB-1 desactiva los recuerdos traumáticos y nos dota con el regalo del olvido.

Pero una señalización incorrecta de CB-1, debida a déficits endocannabinoides (bajos niveles de anandamida en sangre), resulta en alteración del instinto de supervivencia, consolidación de la memoria aversiva y ansiedad crónica, las características del TEPT.

El TEPT es una de las muchas condiciones enigmáticas que pueden surgir debido a disfunciones del sistema endocannabinoide. Un reporte de 2009 por científicos de Virginia Commonwealth University percibió una conexión entre las irregularidades del sistema endocannabinoide y el desarrollo de la epilepsia. Investigadores de la Universidad de Roma en Italia han documentado bajos niveles de anandamida en el fluido cerebroespinal en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal recientemente diagnosticada y sin tratar.

El Dr. Ethan Russo postula que la deficiencia clínica de endocannabinoides es la causa de migrañas, fibromialgia, síndrome del cólon irritable y un ramillete de condiciones degenerativas relacionadas –que pueden responder favorablemente a las terapias cannabinoides.

Los individuos tienen diferentes niveles y sensibilidades congénitas a los endocannabinoides que influyen en cómo responden al estrés y al trauma. El alcoholismo induce al déficit de endocannabinoides. Igual que la falta de ejercicio y una dieta basada en jarabe de maíz y endulzantes artificiales.

Investigaciones adicionales han establecido que la depresión clínica es una enfermedad por deficiencia de endocannabinoides. El científico canadiense y post-doc de la Rockefeller University, Matthew Hill, analizo el contenido de endocannabinoides en plasma de mujeres deprimidas y encontró que son “significantemente menores” en comparación con el control.

Estudios animales muestran que el estrés crónico está asociado con una disminución de los niveles de endocannabinoides. La señalización de los receptores cannabinoides ha sido identificada como un modulador clave en la adaptación al estrés.

En individuos saludables, el estrés agudo activa un pico en los niveles de endocannabinoides. Los científicos ven esto como una respuesta protectora –el subidón de anandamida reduce el estrés y facilita la homeóstasis (un retorno a la línea base) disminuyendo la producción de hormonas de estrés a través de un proceso conocido como “inhibición presináptica”.

Pero el estrés crónico tiene diferentes efectos al estrés agudo. El estrés crónico reduce el tono endocannabinoide y prepara el escenario para toda clase de dolencias. Los niveles de estrés crónicamente elevados potencian la ansiedad y aceleran significativamente el avance de la enfermedad de Alzheimer. Se ha demostrado que el estrés emocional acelera la dispersión del cáncer. El estrés también altera cómo asimilamos las grasas.

En 2012, un equipo de científicos brasileros encontró que el estrés crónico disminuye la unión a receptores CB-1 y la expresión en el hipocampo, un área del cerebro que juega un papel protagónico en la consolidación de la memoria a corto y largo plazo. Esto tiene grandes implicaciones en el tratamiento del TEPT.

El estrés crónico afecta la señalización endocannabinoide y apaga el instinto de supervivencia, de acuerdo con el profesor del NYU Medical center, Alexander Neumeister. En un artículo científico, Neumeister argumentó que los tratamientos del TEPT se dirijan al sistema endocannabinoide.

Neumeister nota que “el estrés crónico produce un aumento” en una enzima metabólica crucial –la amida hidrolasa de ácidos grasos, conocida como FAAH—que influencia definitivamente la señalización endocannabinoide.

Varias enzimas están involucradas en la biosíntesis y creación de la anandamida; otras enzimas degradan los compuestos cannabinoides endógenos. La enzima FAAH figura prominentemente en la degradación metabólica de la anandamida y muchas otras moléculas mensajeras de ácidos grasos. La FAAH degrada estos compuestos endógenos; esto es parte del fugaz ciclo normal de la anandamida y sus ácidos grasos emparentados.

Polimorfismos o inusuales repeticiones de secuencias de aminoácidos en los genes que codifican FAAH están asociados con una propensión a la adicción a las drogas y predisposición a varias aflicciones. Pero es la aberrante sobreregulación y /o subregulación de los genes –más que los genes mismos— lo que conduce los vectores de la enfermedad. El estrés desordena la expresión de los genes.

El estrés crónico sobreregula FAAH, y más FAAH produce bajos niveles endocannabinoides. Contrariamente, menos FAAH significa más anandamida, y más anandamida significa una señalización elevada del receptor cannabinoide.

El cannabidiol –CBD—es un componente no psicoactivo de la Marihuana y el Cáñamo que potencia el tono endocannabinoide al inhibir la enzima FAAH. Esta es solo una de las formas en que el CBD se muestra como una promesa para el tratamiento del TEPT.

Científicos brasileros han reportado que el CBD reduce la ansiedad en modelos animales al unirse directamente a los receptores de serotonina 5HT1A; la activación de este receptor confiere un efecto ansiolítico y anti depresivo. Investigación preclínica en Brasil indica que “el CBD tiene potencial benéfico en el tratamiento del TEPT y que los receptores 5HT1A pueden ser un blanco terapéutico para este desorden”.

El CBD y otras intervenciones terapéuticas que potencian la señalización de los receptores cannabinoides podrían convertirse en tratamientos revolucionarios para el TEPT. La transmisión del receptor CB1, en particular, ha surgido como un blanco de los nuevos remedios basados en cannabinoides para la ansiedad y otros desórdenes de ánimo conectados con eventos estresantes en la vida.

Fumar Marihuana es un método para aumentar la transmisión en los receptores CB1. Numerosos veteranos de combate y otros pacientes con TEPT dicen que nada puede calmar la tormenta de rabias en sus cabezas como unas pocas bocanadas de hierba. Un estudio observacional de 2011 realizado por científicos israelíes encontró que el Cannabis fumado, que activa directamente los receptores CB1, mejoró los síntomas del TEPT.

Después de muchos años de arrastrar los pies, el Instituto Nacional para el Abuso de las Drogas le dio luz verde a una investigación aprobada por la FDA propuesta por la Asociación Multidisciplinaria para Estudios Psicodélicos (MAPS, por sus siglas en inglés), que busca estudiar el efecto del Cannabis fumado y vaporizado –incluyendo una variedad rica en CBD— en militares veteranos con TEPT.

Algunos científicos no están de acuerdo en la Marihuana como una opción para tratar el TEPT. Neumeister debate que a pesar “de su potencial valor terapéutico, los compuestos que actúan directamente en los receptores cannabinoides [como el THC] tienen una aplicación médica muy limitada, principalmente por su indeseable efecto secundario psicotrópico y su habilidad para causar adicción”.

Esta afirmación refleja implicaciones políticamente correctas más que hechos científicos. La premisa operativa –la que dice que el eleve de la marihuana es un efecto secundario adverso—no supera el test de olor sin sesgo. El Cannabis no causa adicción, así como la comida tampoco causa que una persona se convierta en comedor compulsivo.

Al rechazar el Cannabis fumado como “una atractiva solución a corto plazo que probablemente generará más problemas a largo plazo”, Neumeister está a favor de “bloquear la desactivación endocannabinoide” inhibiendo FAAH, lo cual puede conducir a un benéfico y más circunscrito espectro de respuestas biológicas que los producidos por la activación directa de los receptores CB1”.

Eso es (algo de) lo que hace el CBD: inhibir FAAH. Las grandes farmacéuticas, mientras tanto, buscan desarrollar y patentar inhibidores sintéticos de FAAH para tratar TEPT, depresión y otras condiciones patológicas –las mismas condiciones para las cuales la planta completa de Cannabis proporciona un alivio políticamente incorrecto.

El Cannabis es a menudo el remedio escogido por las personas que luchan con el TEPT y otras enfermedades producidas por el estrés. Algunos ya están usando extractos y flores ricos en CBD: Muchos otros se automedican con cepas de THC dominante para suavizar el estrés post traumático. Los pacientes con TEPT no pueden darse el lujo de esperar los beneficios que les pudieran ofrecer los inhibidores sintéticos de FAAH en los años venideros. Necesitan ayuda ahora.

Una versión de este artículo fue publicada originalmente en el MAPS Bulletin.

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Traducido por Julian Caicedo, Anandamida Gardens, Colombia

Bibliografía

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Revision date: 
Feb 27, 2012